jueves, 21 de septiembre de 2017


CIUDAD DE CRISTAL

Poema 32

a.
Cuando me ausente, la Tierra
se abrirá como de ensueño.
Al partir volveremos tantas veces,
en el chirilo
o en el canto de un jilguero.
El cielo será como mi río,
y yo río,
y yo espejo
sobre una ciudad dormida,
al borde del abismo y los silencios.

b.
Mi nombre será como nombrarla
en el cielo o en el mismo infierno,
tan llena de sol como de agua,
de verdes como arroyos legos,
de bestias como seres nobles,
de nobles como seres yertos.
Mañana cuando todos callen,
mi canto será como un jilguero,
de nuevo brillará en el mundo
la ciudad de dónde vengo.
Tan llena de agua como azules,
tan llena de ríos como cielos,
tan llena de voces como cantos,
tan patriarca como el mismo verso.

Marta L. Pimentel Álvarez
"Ciudad de Cristal"
Edit. Dunken - sept. 2017 -


CIUDAD DE CRISTAL

Poema 11.

a.
Existir es cosa seria
cuando se tiene tanto afecto a la muerte.
La comuna plagada de heridos y fusilados
pega el afiche:
Basta de tanta lacra
y vayamos al asunto:
¿los demonios andan sueltos!

b.
A pesar de la utopía,
adivino un dios muerto entre nosotros,
por segunda vez...

Marta L. Pimentel Álvarez
"La Sublevación de las aguas, El Muelle,
Ciudad de Cristal, Hija Nativa" - pág. 52 -
Edit.Dunken - sept.2017


NO ME ATREVO ENTRE LOS PÁRPADOS

a Emanuel,
una noche de tormenta se lo llevo el río.

Rosa, rosa está el cielo, antes de azul pálido.
Es que el río tiene rosas rojas en su lecho,
es que el río tiene rosas en su lecho,
es que el río tiene espinas largas,
largas hasta el cielo.

¡Ése, ése río turbio
tiene sangre y ceniza de tu cuerpo!

Mirarlo no puedo,
¿Cómo podré contemplarlo
el día que naveguen los veleros?
¿Cómo podrá planear con las garzas
y los pájaros, el infierno?

Es que ése río despiadado salió
del cuadro nostálgico del verso,
a llevarte en su cintura, al compás
de los vientos huracanados,
de los vientos.

Mojigato de los giros de las olas.
Remanso que entró en vuelo.
Envoltura de las nubes en los cielos.
¡¿Qué nombre tiene el espanto en tu recuerdo?!

No me atrevo, no, a mirarlo.
Río abajo, río arriba entre los párpados.
Aún,
las espinas cruzan brusca el firmamento
y las rosas siguen rosas en su lecho.

¡Ése, ése río turbio
tiene sangre y ceniza de tu cuerpo!

Marta L. Pimentel Álvarez
Antología del Viento "Herencia de Agua"
pág. 98 - Edit. Dunken - oct.2016 -

lunes, 15 de mayo de 2017


TÚ QUE TE ENOJAS POR TODO

La vida cotidiana nos asusta,
nos pega en la boca.
Retumba en los jardines nuestros gritos.
Tú que rezonga a los vientos,
tú que embarullas tus sentidos,
¿no ves, la tinta que escribe?
¿no escuchas, el canto que silbo?
Deja la plancha,
ven y canta conmigo.
Yo de la muerte sé poco,
de los castigos, ¡ni Cristo!
que nada sé ni respondo
cuando me habla el destino.

Tú que a las tardes tan largas,
las vives como a un delirio
sin sombras que te dispare
reproches, rezos ni gritos.
Tú que la vida y el techo
te da sobre estos caminos
cubierto de terciopelo
que Él de arriba lo quiso.

Mira, cruza a mi sendero,
verás en flor de jazmines
se van calmando mis vicios.
Si todas las madreselvas
quisieran mis manos digo,
la única flor que las tiene
está puesta en abanicos
sobre tu falda de reina
que canta a los pies del Nilo.

Marta L. Pimentel Álvarez
- julio 2009,