a RODOLFO LEIRO
I.
Un poeta entró por la pantalla, encendiendo poesías,
camalotes y aguas compartían el refugio del ocaso;
Cruzando el atardecer, tal vez, del brazo del Señor
que lo dejó un día, expuesto a recitar a los vientos
su dolor herida y espinazo de hombre vivo y cierto
mas,
como él dijo - es el tajo que uno lleva de la muerte
anterior a esta y otras vidas -,
- si recitar parece es el castigo
pues, hagamos poesías -
Como un rito emprendió el viaje de los lirios
de otros tiempos y otros sitios -
¡Que muertos están los cuerpos lo sabemos,
mas donde vibran poesías
resucitan hasta los vivos muertos,
y las almas perdidas y benditas!-
II.
Si por andar susurrando mi melancolía
entré al abismo del los aires y las consignas
detrás de la pantalla ni por chica ni por grande
se vislumbran letanías, de un poeta mayor
mayor por grande en la lira que lo vibra.
Que sobran razones y alabanzas, mientras,
frágil la piel se eriza al escuchar sonetos
frágil la piel se eriza al escuchar sonetos
de su alma extraviada y poseída, pues,
¡Poeta como aquel no he visto
ni en ésta ni en otras tierras prometidas!
ni en ésta ni en otras tierras prometidas!
MARTA L. PIMENTEL ÁLVAREZ
Paraná, 13 de mayo, siendo las 19:10 p.m
vuelto hacer en un 30% 14-05-10, siendo las 04:45 p.m
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Muy buen blog