lunes, 2 de julio de 2012
EL SÉPTIMO DÍA
Construiremos un Edén,
pese a todos los males;
tú estarás conmigo
pese a todos los Hombres.
Seres felices,
pese a todos los seres.
Caminaremos por siglos,
pese a todos los astros.
Viajaremos desnudos,
pese a todos los prejuicios.
Seremos eternos,
pese a todos los infiernos.
Dioses seremos,
pese a todos los santos.
Comeremos el manjar
que nos fue perdonado,
y la sabia del laurel.
Merodeando descalzos,
beberemos las sales de toda vertiente.
Y será, nuestro el fruto,
fruto bendito que nos fue quitado.
Podremos ser,
pese a todos,
Hombres de bien,
aún con todos los pecados.
No habrá maldición de un señor soberano.
Llegaremos a vencer
con el tiempo el pacto.
Y será,
pese a todos los templos,
nuestra la salvación:
dominaremos el espacio.
Pese a todos los vientos huracanados,
y los dioses ateos,
y el Dios cristiano.
Pese a todas las voces,
y los brazos cruzados,
y las manos sangrando,
y los pies con un clavo.
Pese a todo terrestre,
o soberbio humano,
romperemos el hechizo
para lograrlo.
Ni el sol con su fuego infernal
podrá ahogarnos.
Pese a todos,
construiremos un Edén,
donde lo malo y lo bueno
no sea necesario defender u oprimir.
Pese a todos,
en el séptimo día
dormiremos cansados.
MARTA L. PIMENTEL ÁLVAREZ
"Desde todos los cielos" - 1995 -
POESÍA
¡De qué valen cielos-verdes
meciéndose con el viento,
un ave correr de prisa
sobre un sauce firmamento!
¡De qué vale una garza
corriendo tras el torrente
si al ser amado
no lo tengo!
¡De qué valen los suspiros,
los aplausos y los versos!
¡De qué valen poesías
sino beso!
MARTA L. PIMENTEL ÁLVAREZ
"Desde todos los cielos" -1995-
CANCIÓN
Cuando el otoño desmaya sobre el poniente
y las barrancas suspiran, suspiran
y el agua brilla como un diamante,
mientras, la brisa se esparce sobre la brisa;
Cuando la humedad del rocío lava la vida
y quema su alma, la luna llena sobre la mía
y el árbol, deja sobre el barranco su letanía;
Cuando lo broza enferma dobla las manos en el camino
y viste de blanco, los pies descalzos del peregrino...
yo nacía...
en abril, cuando nace el día veinte del mes cautivo.
Justo ese día, en que las flores no ven las flores,
las hojas no ven el árbol, y la vida se ve sin vida,
en mí vivías tú, y tú nacías...
Lloré en agosto junto al barranco,
mientras, tú mirabas un río rojo de sol, de barro.
Y tú te ibas en un agosto que trajo lluvia sobre los campos.
Yo florezco en abril, y deshojo en agosto,
todos los años, todos los años.
MARTA L. PIMENTEL ÁLVAREZ
"Desde todos los cielos" - agosto 1995 -
Suscribirse a:
Entradas (Atom)