martes, 2 de noviembre de 2010




EL VIENTO


Tiene una novia el viento, lo he visto con la muchacha
de pique por las esquinas, de besos por las mañanas.
Enlazado contra el lapacho. A guiños con las iguanas.
De costa a costa escondido en los brazos de la dama.
Como un señor, soplando despacio para no espantarla,
deja caer una flor del jacarandá cuando pasa. Susurra
espinillos amarillos cuando ama. Y de vergonzoso nomas
se vuelve verde esmeralda.

Una vez lo vi corriendo como quien del fantasma dispara,
era él mismo siguiendo sus sombras entre las ramas.
Al amanecer aquel día, lo vieron llorar al alba.
le pregunte si tenía dolor o triste nostalgia,
si podía consultar a las nubes, a las barrancas,
a los arroyos jilgueros, a las yatay, a las garzas.
No - dijo ensimismado - estoy solo explotando hasta las lágrimas,
ya las olas me han vencido, soy pluma de ave que pasa,
voy a donde nadie sepa que corro viejas del agua.

Lo dice, el sol que pregunta - ¿Dónde está el viento que pasa? -
Escondido en una copla, en el fondo de una guitarra,
lejos de la muchedumbre, cerca de las barrancas,
soplando sobre el hornero, su casa de barro y paja.
O quizás haciéndose el loco, quitando de encrucijadas
al mandubé del pico, el anzuelo, pura lanza, pura lanza,
de un tirón a ésta costa, de un tirón a ésa lata,
de tarro en tarro en la loma, y liberando escamas
de aquella cría de sábalo a la orilla de la playa.

Al viento lo vi, callado, cabeza baja, encorvado,
mirar por debajo del agua. Pensé se habrá perdido,
ya anda con la nostalgia, comió mal un gorrión,
lo empacho la chicharra, se fue de bingo en la noche,
se le calentó el agua, y el mate de puro pico,
le quemó hasta la garganta.
¿Están de juerga en la calle, y nadie lo invito que vaya?
Está algo sonso mi amigo, me dije, mientras guardaba,
en mi cartera estrellas de tardes enteras de plata.

No dije nada, sólo lo vi, junto al borde de la calle
tropezando con el alma.

A los gritos un zorzal lo señalaba:
- Allá va el viento enfurecido, lleva nubes mañaneras
a reventarlas quien sabe donde aguanten sus nostalgia -
Es como un niño escapando de la siesta a la plaza.

Sopla el viento, y de un giro el aire que sopla estalla
caliente como el Caribe con brozas fina en la cara,
finge ser un extranjero con aire de nuez moscada.
Pero, entrerriano como el monte, de espinillo en la garganta,
canta y brilla como un grillo, entre los aires que danza,
campo adentro, cementerio de los pueblos y muchachas.
Sé de é porque respondo,
sé de él porque me inclino ante su estampa
sin máscara ni palabras. Viento y agua.

Sabe Dios si sopla fuerte, sabe Dios si sopla en calma.
Del huracán de la noche, los pichones se levantan,
y con lagañas aún puesta, preguntan que - ¿qué le pasa? -
Es el viento un fantasma que camina en las mirillas
y se filtra en las puertas como mendigo o gitana,
adivina mis sentidos, y me busca, y me llama.

Como un león extendido, lo he visto entre las plantas,
felino desconocido maullando en las ventanas:
- La niña viene de lejos, la niña de va sin agua.
Se lleva en canto, el viento, su cabellera dorada -
Y ríe el viento a carcajadas.
Y ríe la niña pobre de la ribera y las palmas.
Enfrente están las islas: una pequeña y selvática.
Otra de anchas cinturas y largas leguas de estancia
para caminar descalzo con la fe subida al viento
en los ojos esmeraldas.
¿Se acordará el viento, de la niña serena y casta?

MARTA L. PIMENTEL ÁLVAREZ
Paraná, 26 de agosto de 2010

2 comentarios:

  1. Un placer recorrer este excelente blog.Gracias por su invitación.
    Saludos afectuosos
    Raquel Luisa Teppich
    Mar del Plata - Argentina

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  2. Muy lindo tu blog, me gustan tus poemas y fotos.
    Saludos desde Dolores, Bs.As

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Muy buen blog