viernes, 27 de noviembre de 2009



Tú que te enojas por todo

La vida cotidiana nos asusta
Nos pega en la boca.
Retumba en los jardines nuestros gritos.
Tú que rezongas a los vientos,
Tú que embarullas tus sentidos,
Nos ves, ¿la tinta que escribe?,
No ves, ¿el canto que silbo?
Deja de nuevo, la plancha,
Ven y canta conmigo,
Yo de la muerte sé poco,
De los castigos ¡ni Cristo!
Que nada sé ni respondo
Cuando me habla el destino.
Tú que las tardes tan largas
Las vives como a un delirio
Sin sombra que te dispare
Reproches, rezos, ni gritos.
Tú que la vida y el techo
Te da sobre dos caminos
Sembrados de terciopelos,
Que Él de arriba lo quiso.

Mira, cruza a mi sendero,
Verás en flor de jazmines
Se van calmando mis vicios
Si todas las madreselvas quisieran
Mis manos digo,
La única flor que las tiene
está puesta en abanicos
sobre tu falda de reina
que canta a los pies del Nilo.


Marta L. Pimentel Álvarez
27 nov-./09

lunes, 23 de noviembre de 2009


Verus amicus est

thesaurus vitae


I


¡Qué triste destino que tienen,

Señor, aquellos caballos,

que viven la vida tirando de un carro!

Los he visto, llorando por ese calvario
al que lo ha castigado,
en su duro oficio la pobreza del amo.

Señor,
¡Qué triste destino que tienen los amos,
cuando por las noches, pasan tirando sus carros!
Los residuos esperan. El viento soplando.
El frío a dos voces. La lluvia a baldazos.

A veces riendo con la luna en brazos,
he visto a los niños tirar de sus carros,
con callos en las manos, ampollas en los pies,
a falta de caballos, de versos después.

¡Qué triste destino que tienen,
Señor, aquellos caballos!
Los he visto a dos ruedas tirar de sus carros.
¡Tan duros de frío! ¡Tan flacos, cansados!
Con esa mirada que lo dice todo
sobre el negro asfalto.

Señor,
se me inundan los ojos por esos soldados
que sacan el pecho, y tienen de adobe el rancho,
de chapa de zinc, el armario,
de cartón, a penas, armado el baño.
Y una cortina humeada de puerta, a destajo.
Y una gallina lega piando en el patio,
como mueca triste de una vida sin canto.

¡Si una gramilla no crece en el prado
para esos caballos,
si un trigo no crece en el campo
para esos amos,
señor, que se rompa todo en el calendario,
no vale la pena ser tan tontos esclavos y tan pobres amos!


Marta L. Pimentel Álvarez
"Desde todos los cielos"
Imp. Punilla/agosto/1995 - Paraná -

lunes, 16 de noviembre de 2009



Al cachorro

17/enero/95

01/abril/95



AL CACHORRO





Que toquen violines los ángeles en el cielo, pero

que no sepa mi Yessi, que te le has muerto.

¡Cómo explicarle que el niño-perro,

exhaló, entre mis brazos, su cuerpo frágil moreno

con dos meses de vida sin ladrar al firmamento,

jugando en la vereda

junto a sus flamantes dueños!


Bonito, crío pequeño,

¡Que no sepa mi Yessi que te le has muerto!





Marta L. Pimentel Álvarez

Paraná - E. Ríos


lunes, 9 de noviembre de 2009



Esa mujer

No está bien,
que me guste demasiado esa mujer.

Tiene pasos pensativos
La mirada entre cenizas
Y un aire de doncella entristecida.
No, no está bien
cómo miran mis pupilas su desdén.

Ella es dulce, estela de agua,
Gota y miel,
Delicada, indiferente,
Viento y fe,
Amatista por las noches
De mi ser.

No, no está bien
Que la mezcle con la tinta,
con mi voz, y mi letargo,
En mis rezos, en mis citas,
puras estrellas de papel.

No, no está bien
en la impronta de mis versos,
ella sea una aurora
un destino, una bruma
un deseo del Olimpo.
No, no está bien

Que le arranque una rosa
Al rosal de su belleza de mujer
Ella es un remolino de amapolas
A la orilla del saber.
Lleva puesta en su cintura
la elegancia sin querer,
y
se inclinan hasta los lirios
cuando pasa esa mujer.

No, no está bien
Que me guste demasiado, gota y miel.

Marta Pimentel Álvarez/oct/09